Infidelidad, amor a dos bandas

"Hola. No te digo mi nombre porque esta historia puede tener daños colaterales así que lo simplificaré: Me acuesto con alguien que tiene pareja y no, no me arrepiento. 

Soy consciente de que no tengo la responsabilidad de respetar a nadie. Sin embargo, me he encontrado con amigas que, al conocer esta situación, me han hablado de lo que ellas llaman "el respeto a uno mismo". Algo que me ha hecho plantearme algunas cosas. 

Porque sí, es cierto, yo nunca pensé relacionarme con alguien que ya tenía una pareja. Tampoco imaginé que sería algo esporádico pero constante en el tiempo. Y no, no me he enamorado, hecho que parece justificar aún menos el motivo por el que continúo con esta historia. 

'¿Me gustaría que me lo hicieran a mí?', me preguntan. No, por supuesto que no, pero tampoco me siento engañada por él, ni soy yo la que miente a otra persona que, por otro lado, ni conozco. Pese a ello, ¿debería hacerme cargo de la situación y terminar esta historia?" - esto es lo que ha dejado recientemente en mi contestador, una persona que -como indica- prefiere permanecer anónima y a la que nosotros llamaremos 'Ana'.

Pues bien, querida Ana, este no-conflicto que tienes pero que algunas personas -por lo que me cuentas- parecen querer que tengas es muy común. Este tipo de 'moralidad' sobre lo que es correcto y lo que no lo es, tristemente, se continúa viendo en pleno siglo XXI y aplicado a muchos otros temas como la sexualidad, las formas de vida, de entender las relaciones y un larguísimo etcétera.

Pero vayamos por partes. Para empezar, independientemente de si ha sido intencionada o no esa relación, uno -como bien dices- sólo es responsable de lo que hace con su vida, y en todo caso, de las consecuencias que dichas decisiones puedan tener en las personas que le rodean.

Lo moralmente establecido dicta que "no debes meterte en casa ajena" y parece que si lo haces -a sabiendas- te conviertes en la peor persona del mundo. Pocos se paran a pensar que si uno entra en ella, es porque al otro lado hay alguien que le abre la puerta. 

Esto nos lleva a la primera de las claves: ¿estar enamorada de alguien es un argumento "válido" para aceptar una situación de infidelidad? Para algunas personas sí, para otras no y el motivo se encuentra en que el daño que produce se vuelve bidireccional. El amor es el paraguas que, de cara a una parte de la sociedad, convierte al 'vil amante' en una persona vulnerable. 

¿Lo "justifica"? Soy de las que opina que nadie debería ser engañado, al margen de la dirección que tome la mentira (pareja o amante). No obstante, incluir el amor como parte de esta ecuación, se introduce un tercer elemento: la 'irremediabilidad' de los sentimientos. Y aunque es cierto que uno no elige de quien se enamora, sí puede decidir qué hace con ellos. 

Además, desgraciadamente, son pocos los infieles que se atreven a hacer un análisis más profundo de la situación, hasta evaluar las razones reales que le han llevado hasta ese punto, para tomar las decisión más justa para todos, y en especial, para la pareja afectada.

¿Y si no hay amor? Es un "desliz". Algo que sigue sonando a una excusa que, por otro lado, sólo sirve para los emparejados. De nuevo, considero que los principales perjudicados de esta historia siguen siendo las también llamadas 'terceras personas', pues son las más juzgadas en este sentido.

En cuanto a sí es "correcto" dar el paso, independiente de si hay o no amor detrás. Todo depende Ana de las consecuencias que tenga tu decisión sobre tu vida, autoestima y lo que consideres 'respeto' a ti misma. Para algunos, ese respeto pasa por el nivel de honestidad que se establezca, primero, con uno mismo y, segundo, en la 'no-relación'. 

Si no te sientes engañada -como comentas- este eslabón está superado. Pero si sientes remordimientos de algún tipo -cosa que pareces tampoco tener- no es tu responsabilidad tomar decisiones que le conciernen a otros. 

Esto nos lleva a la segunda cuestión: ¿debo tenerlos? No, no es un deber. Va en el pensamiento de cada uno. Hay personas que enfocan esta cuestión en el dicho de "no hagas lo que no te gustaría que te hicieran". Otros, se centran en "yo no tengo a quien rendirle cuentas". Y ninguna de ellas es incorrecta. De nuevo, sólo debes tener en cuenta lo que tú sientes, más allá de los juicios sociales. 

Sin embargo, en caso de desarrollar sentimientos que van más allá de unos encuentros esporádicos, la cuestión cambia en lo que a tu situación se refiere. ¿Te compensa "estar" con alguien que "te quiere" a medias? "Es suficiente", nunca debería ser la respuesta, dado que quizás también sea sinónimo de otro problema más profundo y personal, pues todo el mundo merece ser querido -como dice la canción- como quiere que le quieran. 

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